sábado, 10 de noviembre de 2012

LEYENDAS Y MITOS



Leyendas infantiles, mitología y personajes de leyenda para niños. Mitos y leyendas para contar a los niños, imprimir y para leer online gratis para desarrollar la imaginación y la fantasía.

                                                  


    La Yerba Mate

De noche Yací, la luna, alumbra desde el cielo misionero las copas de los árboles y platea el agua de las cataratas. Eso es todo lo que conocía de la selva: los enormes torrentes y el colchón verde e ininterrumpido del follaje, que casi no deja pasar la luz. Muy de trecho en trecho, podía colarse en algún claro para espiar las orquídeas dormidas o el trabajo silencioso de las arañas. Pero Yací es curiosa y quiso ver por sí misma las maravillas de las que le hablaron el sol y las nubes: el tornasol de los picaflores, el encaje de los helechos y los picos brillantes de los tucanes.

Pero un día bajó a la tierra acompañado de Araí, la nube, y juntas, convertidas en muchachas, se pusieron a recorrer la selva. Era el mediodía y, el rumor de la selva las invadió, por eso era imposible que escucharan los pasos sigilosos del yaguareté que se acercaba, agazapado, listo para sorprenderlas, dispuesto a atacar. Pero en ese mismo instante una flecha disparada por un viejo cazador guaraní que venía siguiendo al tigre fue a clavarse en el costado del animal. La bestia rugió furiosa y se volvió hacia el lado del tirador, que se acercaba. Enfurecida, saltó sobre él abriendo su boca y sangrando por la herida pero, ante las muchachas paralizadas, una nueva flecha le atravesó el pecho.

En medio de la agonía del yaguareté, el indio creyó haber advertido a dos mujeres que escapaban, pero cuando finalmente el animal se quedó quieto no vio más que los árboles y más allá la oscuridad de la espesura.

Esa noche, acostado en su hamaca, el viejo tuvo un sueño extraordinario. Volvía a ver al yaguareté agazapado, volvía a verse a sí mismo tensando el arco, volvía a ver el pequeño claro y en él a dos mujeres de piel blanquísima y larguísima cabellera. Ellas parecían estar esperándolo y cuando estuvo a su lado Yací lo llamo por su nombre y le dijo:

- Yo soy Yací y ella es mi amiga Araí. Queremos darte las gracias por salvar nuestras vidas. Fuiste muy valiente, por eso voy a entregarte un premio y un secreto. Mañana, cuando despiertes, vas a encontrar ante tu puerta una planta nueva: llamada caá. Con sus hojas, tostadas y molidas, se prepara una infusión que acerca los corazones y ahuyenta la soledad. Es mi regalo para vos, tus hijos y los hijos de tus hijos...

Al día siguiente, al salir de la gran casa común que alberga a las familias guaraníes, lo primero que vieron el viejo y los demás miembros de su tevy fue una planta nueva de hojas brillantes y ovaladas que se erguía aquí y allá. El cazador siguió las instrucciones de Yací: no se olvidó de tostar las hojas y, una vez molidas, las colocó dentro de una calabacita hueca. Buscó una caña fina, vertió agua y probó la nueva bebida. El recipiente fue pasando de mano en mano: había nacido el mate.





LEYENDA DEL CEIBO

Cuenta la leyenda que en las riberas del Paraná, vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Era fea, pero en las tardecitas veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros españoles, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada por los conquistadores. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera. La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento.




ECO Y NARCISO

Eco era una ninfa que habitaba en el bosque junto a otras ninfas amigas y le gustaba cazar por lo cual, era una de las favoritas de la diosa Artemisa.
Pero Eco tenía un grave defecto: Era muy conversadora. Y además en cualquier conversación o discusión, siempre quería tener la última palabra.
Cierto día, la diosa Hera salió en busca de su marido Zeus, al cual le gustaba divertirse entre las ninfas. Cuando Hera llegó al bosque de las ninfas, Eco la entretuvo con su conversación mientras las ninfas huían del lugar.
Cuando Hera descubrió su trampa la condenó diciendo:- Por haberme engañado, a partir de este momento pederás el uso de la lengua. Y ya que te gusta tanto tener la última palabra solo podrás responder con la última palabra que escuches. Jamás podrás volver a hablar en primer lugar.
Eco, con su maldición a cuestas se dedicó a la cacería recorriendo montes y bosques. Un día vio a un hermoso joven llamado Narciso y se enamoró perdidamente de él. Deseó fervientemente poder conversar con él, pero tenía la palabra vedada. Entonces comenzó a perseguirlo esperando que Narciso le hablara en algún momento. En cierto momento, en que Narciso estaba solo en el bosque y escuchó un crujir de ramas a sus espaldas y gritó:- ¿Hay alguien aquí?
Eco respondió: -Aquí.
Como Narciso no vio a nadie volvió a gritar: -Ven
Y Eco contestó: -Ven
Como nadie se acercaba, Narciso dijo:- ¿Por qué huyes de mí? Unámonos
La ninfa, loca de amor se lanzó entre sus brazos diciendo:- Unámonos
Narciso dio un salto hacia atrás diciendo:- Aléjate de mi! Prefiero morirme a pertenecerte!
Eco respondió: -Pertenecerte.
Ante el fuerte rechazo de Narciso, Eco sintió una vergüenza tan grande que llorando se recluyó en las cavernas y en los picos de las montañas. La tristeza consumió su cuerpo hasta pulverizarlo. Solo quedó su voz para responder con la última palabra a cualquiera que le habla.
Narciso no solo rechazó a Eco, sino que su crueldad se manifestó también entre otras ninfas que se enamoraron de él. Una de esas ninfas, que había intentado ganar su amor sin lograrlo le suplicó a la diosa Hera que Narciso sintiera algún día lo que era amar sin ser correspondido y la diosa respondió favorablemente a su súplica.
Escondida en el bosque, había una fuente de agua cristalina. Tan clara y mansa era la fuente que parecía un espejo. Un día Narciso se acercó a beber y al ver su propia imagen reflejada pensó que era un espíritu del agua que habitaba en ese lugar. Quedó extasiado al ver ese rostro perfecto. Los rubios cabellos ondulados, el azul profundo de sus ojos y se enamoró perdidamente de esa imagen.
Deseó alejarse, pero la atracción que ejercía sobre él era tan fuerte que no lograba separase .Muy por el contrario deseó besarlo y abrazarlo con todas sus fuerzas. Se había enamorado de si mismo.
Desesperado, Narciso comenzó a hablarle:- ¿Por qué huyes de mí, hermoso espíritu de las aguas? Si sonrío, sonríes. Si estiro mis brazos hacia ti, tú también los estiras. No comprendo.
Todas las ninfas me aman, pero no quieres acercarte.- Mientras hablaba una lágrima cayó de sus ojos. La imagen reflejada se nubló y Narciso suplicó: -Te ruego que te quedes junto a mí. Ya que me resulta imposible tocarte, deja que te contemple.
Narciso continuó prendado de si mismo . Ni comía, ni bebía por no apartarse de la imagen que lo enamoraba hasta que terminó consumiéndose y murió.
Las ninfas quisieron darle sepultura, pero no encontraron el cuerpo en ninguna parte. En su lugar apareció una flor hermosa de hojas blancas que para conservar su recuerdo lleva el nombre de Narciso.



HÈRCULES

Heracules, también conocido en Roma como Hércules, era hijo de Zeus y Almecna, una princesa de Tebas.
Hera, la esposa de Zeus, enojada por la infidelidad envió a dos serpientes para matarlo cuando todavía era un bebé. Pero Hercules
les, que era muy fuerte, tomó a las serpientes entre sus dedos fuertes como tenazas y las estranguló.
El niño fue creciendo, haciéndose cada vez más y más fuerte.
Años más tarde, Supo que el rey de Grecia, Euristeo, quería destronar al rey de Tebas, Anfitrión, que era su padrastro.
Heracules le ofreció a Euristeo ser su esclavo durante doce años, si permitía que su padrastro, Anfitrión, permaneciera en el trono durante ese tiempo.
Euristeo, al verlo tan fuerte, temió que lo destronara y consultó al oráculo de Apolo y este le dijo:-Accede al pedido, pero durante ese tiempo envíalo a hacer los trabajos más difíciles y peligrosos que puedas imaginar.


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